No culpes a las pajillas

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Por Jorge David Chapas | Artículo publicado originalmente en el diario digital República el 11 de julio de 2018.-

Totalmente equivocadas me parecen las últimas decisiones de algunos empresarios de restaurantes de evitar usar “pajillas” en el consumo de bebidas. Lamentablemente, esta y otras decisiones de cuña política, como la prohibición de uso de bolsas plásticas en el municipio de San Pedro La Laguna (Sololá) y más recientemente en San Miguel Petapa (Guatemala), son aplaudidas ingenuamente por muchos.

“El problema no es el plástico” tituló mi amigo periodista Jorge Jacobs a uno de sus más recientes artículos. Y coincido con el, no culpes a las pajillas ni a las bolsas del súper. El plástico, como componente esencial de estos artículos, ha sido realmente uno de los inventos más maravillosos que el ingenio humano haya fabricado. ¿Sabes cómo surgió?

En 1860 el fabricante de bolas de billar, Phelan and Collander, ofreció una recompensa de 10,000 dólares a quien consiguiera un sustituto al marfil natural, materia prima extraída de los elefantes con la cual se fabricaban las bolas de billar en aquel entonces. Jhon Wesley Hyatt desarrolló un material, con el cual no ganaría el premio, pero que serviría de base para desarrollar posteriormente el polímero de gran interés comercial en los siglos venideros. ¿Ves cómo la innovación, la empresarialidad y el afán de lucro ético son, sin proponérselo directamente, los mejores amigos de la naturaleza?

El verdadero problema que pocos ven es que los gobiernos municipales y nacional se ocupan de muchas tareas que no deben y las que deben –seguridad, justicia e infraestructura– no las hacen o las realizan muy mal. Entorno a la gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU) es necesario, primero, lograr que las municipalidades realicen su función de recoger y tratar la basura de los ciudadanos mediante empresas privadas, ello sin menoscabo de que existan vertederos o emprendimientos privados que decidan hacer empresa con tu basura, incluyendo el plástico.

¿Por qué no clasificas la basura en tu casa? Por que no tienes un incentivo adecuado para hacerlo. No existe una empresa o una asociación sin fines de lucro que premie tu comportamiento, ya sea con un pago directo o con un reconocimiento comunitario, por ejemplo. Si te recompensaran por clasificar la basura quizás tendrías un incentivo para hacerlo. El empresario observaría en tus residuos materia prima para un nuevo proceso productivo: generación de energía, abonos, nuevos productos a partir de un genuino proceso de reciclaje o simplemente la adecuada eliminación de los mismos (mediante la calcinación, por ejemplo).

Propongo que antes de “prohibir” y coartar libertades consagradas como la de producir pajillas y bolsas plásticas, empresarios y principalmente políticos se pregunten: ¿Por qué no licitar públicamente y conceder de manera transparente el proceso de recolección, transporte y deposición de desechos? Es decir, ¿por qué no desmonopolizar los basureros municipales para que los haya privados? ¿Por qué no concentrarse los alcaldes en ofrecer seguridad, justicia e infraestructura de calidad en sus municipios a fin de atraer inversiones de todo el mundo y hacer florecer la empresarialidad para que la gente eleve su nivel de vida y pueda adquirir así artículos cuyos procesos de producción y desecho son más eficientes? Como por ejemplo la “pajilla final”, una pajilla de acero inoxidable de uso permanente. Empresarios, ¿por qué en lugar de instruir a sus meseros para no entregar pajillas a los comensales se suman a los esfuerzos de organizaciones serias como Rana y otras (pocas) para mover el debate ambiental hacia soluciones reales, moralmente válidas y eficaces?

No te dejes engañar por la estrategia sentimentaloide propia de los “eco-rojistas” estimado lector. No cargues culpas ni temores innecesarios porque los grandes problemas de la humanidad serán siempre resueltos, como lo hemos venido haciendo desde hace milenios. La condición suficiente y necesaria es que vivamos bajo un régimen de gobierno limitado, mercados libres y propiedad privada. ¡Piénsalo y actúa!



Jorge David Chapas es guatemalteco y empresario; académico, político liberal clásico y padre homeschooler.